Historia, ciencia y humanidad en una sola vocación.
Cada 23 de octubre celebramos en México el Día del Médico, una fecha que honra no solo al médico, sino a la medicina en general. Porque un médico no solo atiende pacientes, sino que cambia el rumbo de la historia y el destino de la humanidad a través de la ciencia, la investigación y la entrega a la salud.
La historia de la medicina está marcada por hechos que han salvado millones de vidas y cambiado el rumbo del mundo. Cuando Edward Jenner aplicó la primera vacuna contra la viruela en 1796, inició un camino que llevaría a la erradicación de una enfermedad que mató a más de 300 millones de personas solo en el siglo XX.
Cuando Ignaz Semmelweis introdujo el lavado de manos en obstetricia en 1847, redujo la mortalidad materna hasta en un 90 %, y aunque fue incomprendido en su época, hoy su legado es un principio universal de la medicina.
En 1928, Alexander Fleming descubrió la penicilina, antibiótico que ha salvado más de 200 millones de vidas en todo el mundo.
En 1943, George Papanicolaou desarrolló la citología cérvico-vaginal, un examen sencillo que logró disminuir hasta en un 70 % la mortalidad por cáncer cervicouterino en los países que lo implementaron de manera sistemática.
En 1971, Godfrey Hounsfield presentó la primera tomografía axial computarizada, técnica que revolucionó la forma de ver dentro del cuerpo humano y que hoy se aplica más de 100 millones de veces cada año en el mundo.
Estos avances son solo algunos ejemplos de cómo la medicina ha extendido la esperanza de vida de la humanidad. Cada descubrimiento es un recordatorio de que la medicina no solo alivia, sino que transforma comunidades enteras y contribuye a la continuidad de la civilización.
El papel de la patología
En este camino, la patología ha tenido un papel fundamental.
A finales del siglo XIX, el francés Ernest Besnier describió la utilidad de tomar tejido vivo para diagnóstico, marcando el inicio de la biopsia como herramienta diagnóstica.
En 1941, Albert Coons introdujo la técnica de la inmunohistoquímica, que hoy permite identificar receptores hormonales en cáncer de mama y definir terapias específicas.
Décadas más tarde, la inclusión de los receptores de estrógeno, progesterona y HER2 abrió la puerta a la medicina personalizada en oncología.
Y en años recientes, el estudio de PD-L1 en cáncer de mama triple negativo ha permitido incorporar la inmunoterapia como opción de tratamiento.
Gracias a la inmunohistoquímica, actualmente más del 70 % de las decisiones médicas oncológicas dependen de un reporte de patología, lo que refleja el valor de esta especialidad dentro del equipo multidisciplinario que combate al cáncer de mama y muchas otras enfermedades.
Más que una consulta
Por todo ello, celebrar el Día del Médico no significa únicamente reconocer a quienes atienden consultas, sino también al:
- Investigador que descubre una vacuna,
- Cirujano que perfecciona una técnica,
- Radiólogo que interpreta imágenes,
- Patólogo que hace un diagnóstico certero,
- Epidemiólogo que contiene brotes,
- Maestro que forma nuevas generaciones.
Conclusión
El médico, en esencia, es historia, ciencia y humanidad.
Su impacto social es incalculable. Y gracias a la medicina y a los médicos que, a través del estudio y la investigación, han transformado el mundo, hoy la humanidad tiene más futuro, más vida y más esperanza.
Gracias, médicos.

